AXL Academy students build a quinzhee and roll down hills in the snow on their winter overnight at Calwood. Written by Field Instructor Jarrod Gaut. Escrito en español más abajo.
How do you move a ping pong ball into a bucket twenty feet away without touching it? You scoop it in your shoe! This is only one of the many truths of natural philosophy learned by AXL Academy’s CAP Class during their winter overnight trip.
Ferried up Left Hand Canyon to the sprawling properties of Cal-wood Education Center, the class unpacked the vans and chose their bunks. We of course had a nice cabin to stay in, but the students also learned what to do if we hadn’t! After the simple joy of what would be a trip-long tradition of rolling wildly down snowy slopes, we refocused our attention on constructing a quinzhee. It began with the amassing of loose powdery snow into a pile nearly as big as our tallest instructor. It is hard work shoveling so much snow, and then packing it down! After the exertion we had lunch as the snow settled. But our students seem to have immutable fonts of energy, and half the class was soon playing gagaball, and again, rolling down hills.
After so much valuable snow-rolling time, we settled into a game of Minute to Win It. Formed into teams, our students competed in series of mini-games, which included competitive speed knot tying, demonstrating effective use of compasses, using teamwork to pass loops of string around the entire team without unclasping hands, planning for the key survival essentials on a trip, and others. Other purely educational challenges included how to move ping pong balls without touching them, or competing to see how many marshmallows a contestant can scoop up using a spoon clenched between their teeth. Then with the games complete and dinner eaten, we packed our snow gear and went for a night hike. The air was cold, and the snow deep, but we were rewarded with a beautiful panorama of stars peeking between the pines. You just can’t see that kind of sky in the city! Exhausted after our first day, we settled into our bunks and were regaled by AXL Academy’s Mr. B with spooky tales of dark magic. Which somehow put us all right to sleep.
After breakfast the next morning and after warming up heartily with more rolling down hills, we dug out our snow-packed quinzhee. While a quinzhee makes a daring snowball fort, importantly it could also keep us warm if we were lost and alone out in snowy colorado. Truly a wonderful skill to have in your repertoire! But wouldn’t it be nice to simply not get lost? Secretly we instructors had set up buckets on specific locations around Cal-wood. Marking those locations on the map we gave our teams an orienteering challenge: bring us back those buckets! Armed with compasses and their maps, our teams slogged on snowshoes through thigh-high snow, over hill-tops and down gullies to find their targets. All of our teams reported in successfully, buckets in hand! Alas, so quickly our time at Cal-wood came to an end, and we re-packed our vans and headed home.
At Cal-Wood we learned how to build snow shelters and practiced using our maps and compasses; we reveled in the beauty of a clear night sky, told stories and practiced knots, and perhaps most importantly, learned how to move ping pong balls without actually touching them! Thanks for a great winter overnight!
¿Cómo se traslada una pelota de pingpong a un balde a 6 metros de distancia sin tocarla? La coges con el zapato. Esta es sólo una de las muchas verdades de la filosofía natural aprendidas por la clase CAP de la Academia AXL durante su viaje nocturno.
Trasladados por el Cañón de la Mano Izquierda hasta las extensas instalaciones del Centro Educativo Calwood, los alumnos desempaquetaron las furgonetas y eligieron sus literas. Por supuesto, teníamos una bonita cabaña donde alojarnos, ¡pero los alumnos también aprendieron qué hacer si no la tuviéramos! Después de la simple alegría de lo que sería una larga tradición de viaje de rodar salvajemente por las laderas nevadas, volvimos a centrar nuestra atención en la construcción de un Quinzhee. Empezamos acumulando nieve en polvo hasta formar un montón casi tan grande como nuestro instructor más alto. Es un trabajo duro palear tanta nieve, ¡y luego compactarla! Después de la exersión, almorzamos mientras la nieve se asentaba. Pero nuestros alumnos parecen tener fuentes de energía inmutables, y la mitad de la clase no tardó en jugar al gagaball y, de nuevo, a rodar por las colinas.
Después de tanto tiempo rodando por la nieve, nos pusimos a jugar a “Un Minuto Hasta Ganar”. Formados en equipos, nuestros alumnos compitieron en una serie de minijuegos, que incluían atar nudos a velocidad de competición, demostrar el uso eficaz de las brújulas, utilizar el trabajo en equipo para pasar lazos de cuerda alrededor de todo el equipo sin soltarse las manos, planificar los elementos esenciales de supervivencia en un viaje, entre otros. Otros retos puramente educativos, como mover pelotas de ping pong sin tocarlas, o competir para ver cuántos malvaviscos puede recoger un contendiente con una cuchara apretada entre los dientes. Pero una vez terminados los juegos y la cena, nos pusimos el equipo de nieve y nos fuimos de excursión nocturna. El aire era frío y la nieve profunda, pero nos vimos recompensados con un hermoso panorama de estrellas que se asomaban entre los pinos. En la ciudad no se ve un cielo así. Agotados tras nuestro primer día, nos instalamos en nuestras literas y el Sr. B de la Academia AXL nos deleitó con espeluznantes historias de magia negra. Lo que nos hizo dormirnos.
A la mañana siguiente, tras desayunar y calentarnos con más descenso de colinas, sacamos nuestro Quinzhee lleno de nieve. Mientras que un Quinzhee hace un fuerte de bolas de nieve audaz, lo importante es que también podría mantenernos calientes si estábamos perdidos y solos en Colorado nevado. Es una habilidad maravillosa para tener en tu repertorio. ¿Pero no estaría bien no perderse? En secreto, los instructores habíamos colocado baldes en lugares específicos alrededor de Cal-wood. Marcando esas ubicaciones en el mapa, dimos a nuestros equipos nuestro reto de orientación: ¡devolvednos esos baldes! Armados con brújulas y sus mapas, nuestros equipos se arrastraron por la nieve hasta los muslos, por las cimas de las colinas y por los barrancos para encontrar sus objetivos. Todos los equipos se presentaron con éxito, baldes en mano. Desgraciadamente, nuestro tiempo en Cal-Wood llegó pronto a su fin, y volvimos a empaquetar nuestras furgonetas para regresar a casa.
En Cal-Wood aprendimos a construir refugios de nieve y practicamos el uso de mapas y brújulas, nos deleitamos con la belleza de un cielo nocturno despejado, contamos historias y practicamos nudos y, lo que quizá sea más importante, ¡aprendimos a mover pelotas de ping pong sin tocarlas!